Su primer día de clase lo empezaron unidos, en un ambiente fraternal y su alegría era contagiosa esa fresca mañana.
Una vez que todos estuvieron en el lugar, iniciaron el recorrido en una caravana a bordo de vehículos deportivos, miestras sonaban pitoretas y las bocinas de los autos.
Al llegar a la institución fueron recibidos entre aplausos y ovaciones por los alumnos, padres de familia y autoridades del centro educativos que se unieron a la celebración.
Y como era de esperar, los futuros bachilleres se tomaron el escenario para bailar algunas coreografías famosas, mientras una lluvia de confeti inundaba la pista.
La alegría se prolongó por varias horas, mientras los padres de familia observaban con emoción el importante evento para sus hijos.