Sean Spicer, el recién nombrado secretario de prensa del presidente, subió al podio durante el fin de semana para una conferencia que decepcionó al presidente, informó más tarde el Washington Post. Llevaba un saco gris y rayado que parecía haber sido tomado apresuradamente de un hombre de dos veces su tamaño. Las mangas estaban descuidadas, el cuello no encajaba, la tela parecía barata.
Era un desaire visual, que sugería a un hombre que no estaba preparado. Y esta es la razón suficiente por la que Trump y su equipo controlarán el código de vestimenta para todos los empleados de la Casa Blanca lo que ha causado revuelo.