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Las poderosas de la moda

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Anna Wintour, Carine Roitfeld y Franca Sozzani, representan las ediciones más importantes del planeta moda: Vogue USA, Francia e Italia. Ellas dictan las tendencias y todo lo que publican, es ley para las fashionistas.

09/sep 2010

Las tres sobrepasan los 55 años, pero tienen un estilo, una figura y un guardarropa que cualquier mujer del planeta desearía. Pero más allá de su look, lo que todos admiran en ellas es su indiscutible poder en el mundo de la moda, y es que en Estados Unidos, Francia e Italia, ellas representan nada más y nada menos que a la revista más fashion y conocida del planeta; Vogue.

La más polémica de ellas es la inalcanzable y etérea Anna Wintour, una verdadera leyenda, que como todos afirman, está por encima de la moda porque "ella es la moda misma". Fría, distante y con una fama de perversa y calculadora, difícil de desmentir por el eterno tono de aburrida con que siempre habla, Anna asumió el timón de Vogue USA desde hace 20 años, luego de efímeros trabajos en Harper’s Bazaar, Viva, Home & Garden y otras ediciones menores.

La diva, nació en Londres, hija del magnate Charles Wintour, director de The Evening Standard, y de su esposa estadounidense, Elinor. Reservada y hermética, jamás habla de su vida personal y nunca concede entrevistas, de hecho una de las últimas fue publicada hace casi 25 años en The Guardian.

Lo poco que se sabe de ella es lo que está a simple vista y que además de brillante, es una dictadora cuyas decisiones repercuten por completo en el fashion world. Y es que ella es quien decide a quién hacerle una nota, a quién ignorar, a qué diseñador elevar o a quién sepultar.

Claro, en su lista negra nunca aparecen Vivienne Westwood, John Galliano, Stella Mc-Cartney, Oscar de la Renta, Carolina Herrera, Diane Von Furstenberg y Lagerfeld, algunos de sus diseñadores favoritos.

Esa parcialidad provocó que Giorgio Armani se quejara personalmente y amenazara con sacar su publicidad de la revista. Anna, por supuesto, ni se inmutó. Es más, lo mandó al diablo. Y es que para salir en Vogue, ella exige ser, "sofisticado, extravagante, interesante, e inteligente", virtudes difíciles de conseguir en esta era global en la que la moda se recicla constantemente.

Anna se casó en 1985 con el psicólogo infantil, David Shaffer, con quien tuvo sus dos hijos; Charlie y Bee, de 23 años, a quien se dice, está preparando para que ocupe su puesto en la oficina principal de Vogue. Anna estuvo casada 15 años con David, hasta que en 1998 le fue infiel con Shelby Bryan, un magnate tejano quien también estaba casado. Luego del escándalo que provocó el divorcio de las dos parejas, Anna y Shelby continúan con su tórrido romance.

Aunque todos aseguran que Anna carece de sentido del humor, hay algo que si le sobra: glamour, una característica que define como, "brillar frente a los demás, es algo que tiene que ver con la seguridad con uno mismo y la autoestima. Vestirse siempre con propiedad, con prendas de calidad, llevar el cabello limpio, sedoso e hidratado y lucir un cutis luminoso y maquillado sin exageraciones". Y es que la famosa editora, quien nunca permanece más de 15 minutos en una reunión y lleva décadas con su característico corte estilo Bob, es la reina del estilo, que a pesar de su nacionalidad inglesa, se define como el más puro american style.

En su guardarropa no faltan las faldas plisadas a la rodilla, los abrigos de piel, blanco de críticas de la PETA, camisetas ceñidas y claro, los clásicos trajes de Chanel y Dior, sus favoritos al momento de una gala. Austera en las joyas y en los complementos, ama los stilettos, las perlas, las estolas de piel, los guantes y las maxigafas selladas siempre por las mejores marcas de la moda.

Nuclear Wintour, como se le conoce, es una mujer acaudalada, con un salario que supera los cinco millones al año y un presupuesto de 50 mil dólares para ropa, chofer y su estadía en el Hotel Ritz, cada vez que asiste a la Semana de la Moda en París. A pesar de su fama de fría, es una activa filántropa.

Es fiduciaria del Museo Metropolitano de Arte en Nueva York y pionera de la Fundación CFDA/Vogue para alentar y apoyar a diseñadores de moda desconocidos. También ha juntado más de 10 millones de dólares para asociaciones que ayudan al SIDA, organizando eventos benéficos.

Inspiración del filme Devil wears Prada, que acrecentó aún más su fama, ha lanzado al estrellato a diseñadores como Marc Jacobs y John Galliano. Su frágil figura y su rostro recién remozado con un lifting, tiene como costumbre levantarse todos los días a las 5:30 de la mañana para practicar su deporte favorito: el tennis.

De la oficina de Vogue USA nos vamos a las de Francia, donde su homóloga, Carine Roitfeld, se ha convertido en el centro de atención de los siempre glamorosos parisinos. Amante de los excesos y las extravagancias, Carine tiene un estilo muy particular que mezcla las tendencias con un toque de rock and roll y gótico chic.

Y aunque en América puede resultar un poco atrevida por sus corsés y piezas de corte futurista, ella suele brillar a donde quiera que vaya. Con una verdadera pasión por el color negro, es amante de los diseños de Dolce & Gabbana, Prada, J. Mendel, Dior y Givenchy, que mezcla sabiamente con las piezas vintage que ocupan un enorme espacio en su ecléctico guardarropa.

Con un importante puesto en la lista de los 100 personajes más influyentes de Time, Carine resulta menos intimidante que Wintour. Al menos así lo afirma su constante sonrisa hacia los paparazzi en los frecuentes eventos sociales a los que asiste.

Es una mujer de sangre burguesa. Nació en el seno de una familia acomodada, su padre era un destacado director de cine ruso y su madre, una dama francesa de familia adinerada. Desde jovencita se movió en ambientes bohemios y a los 18 años fue descubierta por un fotógrafo inglés que le propuso posar para él.

De ahí pasó a estilista de la edición francesa de la revista Elle y gracias a su acertado olfato para las tendencias ejerció durante seis años como consultora de moda para firmas como Tom Ford, Gucci e Yves Saint Laurent, hasta que en 2001 fue fichada para dirigir la revista Vogue.

Actualmente su presencia se ha vuelto una constante en los first row de las capitales de la moda y en los grandes eventos en los que representa su particular estilo francés. Nadie puede negar que, desde su extremadamente delgada figura y sus ojos enormes, hay una mujer inteligente, que ha dado un toque dinámico a Vogue Francia, en la que ella no se preocupa por exigir a sus modelos que cumplan el peso mínimo. Da igual. En sus páginas todo es lujo y joyas imposiblemente caras para un público que la devora de principio a fin.

Más discreta pero no menos inteligente y poderosa es Franca Sozzani, la editora de Vogue Italia desde hace más de 20 años. De figura delgada y con una larga y añejada cabellera rubia, ella es una mujer culta y refinada, autora de libros de moda, fotografía, arte y diseño.

Su revista es un despliegue de arte que mes a mes sorprende con nuevas y originales propuestas. Una de las más memorables fue la de julio de 2008, en la que Franca decidió publicar una "edición negra" con 18 modelos consagradas para llamar la atención sobre una polémica muchas veces silenciada: la poca visibilidad y promoción de los profesionales negros. La impresionante edición, denominada Black Power y con fotografías a cargo de Steven Meisel, se agotó tan rápido en Inglaterra y Estados Unidos que por primera vez en la historia de Vogue, se debieron reimprimir 40 mil copias más.

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