En el día de su cumpleaños, Elie Saab ha presentado su colección de Alta Costura tan fantasiosa como es su costumbre, pero más rotunda que nunca.
Con el título 'En la estela de Constantinopla...',el desfile no pudo ser más sugerente y evocador de un pasado glorioso en la riviera del Bósforo. Los motivos otomanos impregnan los minuciosos trabajos de bordados e incrustaciones de cristales.
Una riqueza imperial que se aprecia en los vestidos largos y evanescentes, llenos de brillos dorados y cuajados de aplicaciones de encajes exquisitos.
Se podría decir que, en muchos casos, el costurero libanés -esta vez ha hecho honor a sus orígenes, como nunca- imagina vestidos joya para momentos únicos.
De las 46 salidas, tan sólo 7 piezas fueron en negro absoluto, las del principio, para luego declinar el desfile en un puñado de vestidos de muselina en tonos nude y comenzar la eclosión con la abundancia de diseños de cóctel y noche en champán, oro y brillos metalizados. De vez en cuando surge algún turquesa, cielo y petróleo que relajan la temperatura con su sosiego.
En este caso, los escotes vienen a la espalda: en forma de 'V', cuadrados o asimétricos mientras que la parte delantera se tapa con profusión de encajes y ricos brocados de motivos orientales como los abundantes racimos de palmeras.
Al final, los apliques en oro y la lluvia de lentejuelas salpicadas por los cuerpos de muchos diseños dan paso al vestido nupcial: la última joya elaborada con volutas de organza 'fumé' en brocados de oro a lo largo del voluminoso vestido.
Los reflejos argenta se aprecian en la cola de casi dos metros que rinde pleitesía a tan excepcional modelo.
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