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Las musas de Givenchy

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Las mujeres más emblemáticas del cine y la moda han sido imagen de los perfumes de la mítica firma francesa, la primera en la historia en contratar a una actriz para una campaña publicitaria.

30/ago 2011

Tan originales como sus fragancias, las mujeres que han representado la imagen de los perfumes de Givenchy han brillado por su personalidad y encanto. Y es que Givenchy, la primera casa de moda que asoció a su primer perfume una personalidad femenina, siempre ha tenido buen olfato para elegir a sus embajadoras. ¡El colmo del perfumista! Entre estas mujeres con personalidades fuera de lo común, al igual que sus perfumes, algunas han transformado sus vidas en destinos únicos.

Si pensamos en las personalidades que escogió Givenchy para encarnar sus fragancias, podemos hablar realmente de su "sexto sentido". Todas son bellas, no cabe la menor duda. Pero para Givenchy la personalidad siempre pesa más que las cualidades físicas. Todo comenzó en los años 50. Givenchy dedicó su primer perfume, L’Interdit, a Audrey Hepburn, quien además era su inspiradora. La idea de Hubert de Givenchy de utilizar la imagen de la actriz para la campaña publicitaria era totalmente inédita para la época.

Nunca nadie había hecho nada parecido. Sorprendida, al principio, Audrey acepta por amistad. A partir de ese momento, su feminidad y su encanto se volvieron indisociables del perfume. Al mismo tiempo, imponía su silueta graciosa en Hollywood, donde las curvas generosas de Marylin y su rubio platinado eran ley. Hacia el final de su vida, Audrey fue reconocida como una de las tres actrices más importantes de su generación.

En los años 80, Givenchy, que buscaba una modelo para encarnar a Ysatis, eligió a Carla Bruni. Cautivante y misteriosa, Carla ya reinaba sobre las pasarelas. Años más tarde revelaría su talento como autora e intérprete. Recientemente, volvió a ser noticia al contraer matrimonio con el presidente francés Nicolas Sarkozy.

Givenchy le vio potencial, y no se equivocó. Laetitia Casta daba sus primeros pasos como modelo cuando encarnó la frescura natural de Fleur d’Interdit. Excepcionalmente fotogénica y dueña de una silueta perfecta, Laetitia apareció en las portadas de las revistas del mundo entero. Se niega, sin embargo, a conformarse con los cánones de belleza y ha transformado sus pequeñas imperfecciones en uno de sus principales atractivos.

Con Liv Tyler, Givenchy ha escrito una auténtica saga. Su imagen de musa y embajadora se confunde con Very Irrésistible Givenchy, un perfume cuya alegría de vivir se exhala en un ramo de rosas. Con el paso del tiempo y las variaciones del perfume, la jovencita revoltosa de la primera campaña de 2003 se ha ido convirtiendo en una mujer carismática. Sus genes rockeros (es la hija del líder de Aerosmith) se combinan con su elegancia natural, en consonancia perfecta con la moda de Riccardo Tisci para Givenchy. Pues la casa no teme a las heroínas sulfurosas, siempre y cuando tengan chic.

Tal es el caso de Uma Thurman, varias veces nominada para los Oscar, quien antes de iluminar con su magnetismo ambiguo las noches y los días de Ange ou Démon, ya había representado personajes sulfurosos en las películas de Quentin Tarantino, Pulp Fiction y Kill Bill. Y es que Givenchy ha tenido buen olfato para detectar personalidades únicas que marcarían su época. Se trata, seguramente, de una cualidad reservada a quienes no se dejan alcanzar por el tiempo.

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