Tras las decisiones del gobierno de Italia de suspender todas las actividades comerciales ante la pandemia del coronavirus y de permanecer siguiendo rigurosamente las indicaciones provistas por el Instituto italiano de salud para limitar la interacción humana y el riesgo de contagio. Se ha anunciado un acuerdo entre la industria y el gobierno de una posible suspensión de producción hasta inicios de abril.
El coronavirus no ha interrumpido el patrón regular de trabajo en la parte industrial de Lombardía. una de las regiones afectada por el COVID-19, que incluye a la ciudad de Milán donde se encuentra la mayor parte de sedes de las marcas de moda- y en la cual se han adoptado distintas medidas de seguridad (máscaras quirúrgicas, estaciones de trabajo bien espaciadas para los artesanos y descansos más largos).
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Sandro Veronesi, de Calzedonia y Giorgio Armani han liderado con el ejemplo cerrando sus tiendas ante la crisis, pero la producción no se ha detenido, encontrándose con demasiadas cosas por hacer, en otras palabras, el negocio va como siempre.
Algunos analistas apuntaron a una disminución en las órdenes para la venta al mayor antes de que golpeara el coronavirus, pero Alessandro Maria Ferreri, CEO de The Style Gate, dice que la industria de la moda puede resistir los retos, incluso aquellos que amenazan su vida.
Otros observadores también predicen la extraordinaria habilidad del mundo de la moda italiana para reaccionar a la crisis. El modelo de negocio operado por familias, que es el más usual dentro de muchas compañías pequeñas y medianas en Italia, está demostrando una vez más su éxito en momentos como este.
