Fue hace setenta años, que se creó esa pieza revolucionaria. En París, una mujer apareció en una pileta pública cercana a Roland Garros y llamó la atención de todos: vestía una malla de dos piezas, que medía 76 centímetros cuadrados en total y que dejaba ver mucho más que los trajes de baño enterizos que se usaban en la época.
Su inventor, Louis Rúard, lo presentó el 5 de julio de 1946 de manos de la bailarina Micheline Bernardini, la única que aceptó la propuesta del ingeniero francés. Desde su creación se ha convertido en la pieza clave de toda mujer y los aclamados diseñadores cada día innovan en textura, color y forma claro sin perder la esencia.
Y las famosas no desaprovechan su encanto para lucirlos en las mejores playas del mundo.