Las nuevas memorias del ex primer ministro británico Tony Blair están causando furor a ambos lado del Atlántico. Y es que en el libro titulado 'The Journey' (El Viaje), Blair discute una variedad de temas que incluyen desde su decisión de apoyar a Estados Unidos en la invasión de Iraq, hasta su enemistad con su sucesor, Gordon Brown. El ex primer ministro también revela como resistió la tentación de tener relaciones extramaritales a pesar de que muchos miembros de su gabinete las tenían y considerando los escándalos que se desataron cuando estas se hicieron públicas.
Sin embargo, el tema que más controversia ha causado han sido sus comentarios sobre la Princesa Diana. Blair confiesa que admiraba mucho a Lady Di a quien califica de 'extraordinariamente cautivadora' y encantadora. La describe como una persona inteligente, con los pies sobre la tierra pero muy necia emocional.
En el libro, Blair relata de manera muy abierta un encuentro que tuvo con la Princesa un mes antes de que ella muriera y en cual le dejo ver que su relación con Dodi Al Fayed era "problemática", comentario que causó que Diana se molestara con el por haber tocado el tema.
'éramos, cada uno a nuestra manera, personas manipuladoras...buenos y rápidos percibiendo las emociones de otros y capaces de jugar instintivamente con ellas', revela Blair sobre la Princesa y sobre sí mismo.
En el libro, Blair relata que las 2 de la mañana del 21 de agosto de 1997 sus asistentes lo despertaron para avisarle que la Princesa Diana había tenido un accidente. Confiesa que supo desde el inicio que era poco probable que la Princesa sobreviviera y que sus peores sospechas fueron confirmadas dos horas después cuando recibió la noticia de que Diana de Gales había muerto. Para Blair, fue muy difícil manejar la situación porque no habían manuales sobre que hacer o como responder en ese tipo de casos. Y es así como acaba revelando que terminó escribiendo en la parte trasera de un sobre el famoso discurso 'La Princesa del Pueblo' que pronunció en el funeral.
El ex primer ministro dice que sintió que era su obligación proteger a la monarquía de sí misma, considerando que la familia real no planeaba ni deseaba dar respuesta alguna a la muerte de la Princesa, aún cuando el pueblo entero se encontraba de luto. Blair revela que no habló personalmente con la Reina pero si le hizo ver al Príncipe Carlos la gravedad de la situación y fue él quien convenció a la Reina Isabel de emitir un comunicado.
El británico luego explica que después del funeral pasó el fin de semana con la familia real y que fue muy duro para la Reina aceptar como la percibía el público y el hecho de que Blair tuvo que decirle que hacer en tan vergonzosa situación. Al final del día, la Reina aceptó haber aprendido mucho de él. Un año después, Blair asistió a una barbacoa en la cual la familia real sirvió la comida y hasta lavó los platos ellos mismos. 'Estaba sentando con mi plato vacío después de comer y la reina simplemente se acercó y lo levantó', escribe Blair del interesante gesto.
