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Givenchy spring 2013

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El blanco y negro fueron la consigna de Riccardo Tisci.

01/oct 2012

Un aire monacal y contenido ha sobrevolado las prendas salidas de la mente de Riccardo Tisci para Givenchy. Delicadamente aséptica, la colección es un canto al blanco y negro, dejando una pequeña parcela de protagonismo al azul bebé y al nude.

Los volantes, como voluminosas mangas robadas a las alas de una mariposa, se deslizan por los diseños, siendo el único elemento que los adorna.

Pues las creaciones de Tisci son sencillas, de una pureza perturbadora, basada en la superposición de prendas.
Como reinventando el concepto túnica, sus vestidos asimétricos se posan sobre los pantalones, creando una línea ascendente donde la verticalidad gana la partida. Esbeltas, casi ascéticas, las prendas de Tisci se vuelven sagradas mientras la música sale de un teatral órgano.

Y este halo de moderna santidad, de romanticismo religioso y melancólico, se ve enfatizado por el look de belleza de las modelos: rostros limpios, casi en blanco, y severos recogidos. Pero, a modo de recuerdo de su lado punk, Tisci coloca grandes gargantillas metálicas en el cuello de las modelos, que contrastan con lo liviano de los diseños.

Los minivestidos concentran toda la atención en la mitad superior del cuerpo, tomada por los volantes y por unas voluminosas mangas. Tras ellos, hay pinceladas de un minimalismo aún mayor, con la aparición de trajes de chaqueta en los que desaparecen los volantes, dejando entrever pequeños detalles en encaje y gasa negra.

Los vestidos de noche, con escote Diana, se superponen a pantalones de smoking, creando una equilibrada asimetría.
Givenchy nos descubre una nueva manera de entender la moda, imponente en su serenidad.

harpersbazaar.es

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