Cuando el Miss Universe nació en Long Beach, California en 1952, su propósito era simple: exaltar la belleza de la mujer de la posguerra a través de los cánones de la belleza.
Durante décadas, los trajes de baño, los cuerpos perfectos, y las coronas llenas de joyas marcaron el rumbo del certamen. Esto llevó al Miss Universe a convertirse en un espectáculo global que reflejaba los ideales estéticos del siglo XX.
No obstante, con la llegada del siglo XXI, el mundo cambió, y con él, el concurso se vio obligado a cambiar y reinventarse a si mismo para reflejar una sociedad mas diversa y consciente.
Estamos a pocos días de que se lleve a cabo la edición 74 del Miss Universe en Tailandia y es una oportunidad idónea para ver cómo este concurso ha evolucionado. Hoy, este certamen ha dejado de ser sólo un escaparate del glamour y la perfección para convertirse en una plataforma de empoderamiento.
Las participantes ya no son vistas meramente como reinas de belleza, sino como líderes, voceras y embajadoras del cambio. Sus historias, sus proyectos sociales y su capacidad de inspirar se han vuelto tan importantes como la elegancia de sus vestidos y su porte.
Detrás de cada peinado, cada maquillaje y cada vestido, hay una mujer real con sueños y miedos, pero que decide creer en sus capacidades en lugar de sus miedos.
En los últimos años uno de los temas centrales del MU ha sido la inclusión, lo cual ha causado un giro de 180 grados en la organización.
Durante la mayor parte de su existencia, el certamen tenía reglas muy fijas y que eran irrompibles. No obstante, estas reglas han ido cambiando y ahora podemos ver mujeres casadas, madres y representantes de la diversidad de identidades tomar el escenario con presencia, seguridad y con un mensaje claro de que la belleza no es perfección sino orgullo y autenticidad.
Desde 1952, hemos visto a 73 mujeres coronarse como soberanas de la belleza universal. Cada una de ellas ha dejado un legado tanto durante como después de su reinado. Muchas han trascendido más allá de la corona, convirtiéndose en líderes sociales y referentes de empoderamiento.
Cómo olvidar a Sushmita Sen, ganadora en 1994, quien se convirtió en una embajadora de los derechos de la mujer en su natal India. Pia Wurtzbach en 2015 decidió alzar su voz ante la ONU para hacer conciencia sobre la salud sexual y el VIH.
Zozibini Tunzi, Miss Universe 2019, quien rompió con los estereotipos al mostrarse orgullosa de su identidad cultural, inspirando a miles de mujeres a liderar sin miedo a los prejuicios.
Pero también las reinas latinas han dejado su huella en este camino. Andrea Meza, Miss Universe 2020, quien siendo ingeniera y activista trabajó en campañas de igualdad de género y derechos humanos, o nuestra reina Centroamericana, Sheynnis Palacios en 2023 quien se convirtió en una voz para sus compatriotas en el exilio y fue un ejemplo de resiliencia y esfuerzo por lograr los sueños a pesar de las adversidades.
Todas estas mujeres son ejemplos que muestran que la corona puede transformarse en un altavoz para las causas sociales que aquejan al mundo, y todas ellas han formado una hermandad que aspira a transformar el mundo un paso a la vez.
Miss Universe se ha convertido en un escenario donde la mujer real se celebra y se escucha. Las candidatas se han vuelto voceras de educación, salud mental, igualdad de género, medio ambiente, derechos humanos, etc., demostrando que la corona del MU brilla más por el mensaje que transmite que por los diamantes que la adornan.
Como su slogan lo dice “confidently beautiful”, este concurso exalta una belleza que va más allá de la superficialidad, una belleza que transmite confianza y seguridad en sí misma.
En 74 años de historia, Miss Universe ha pasado de ser un concurso de belleza a un símbolo de transformación cultural. Hoy este certamen inspira a niñas, jóvenes y mujeres de todo el mundo a creer en sí mismas, a luchar por sus metas y entender que la verdadera victoria está en abrir caminos para que las generaciones venideras vivan en una sociedad distinta.
Como lo dijo Harnaaz Sandhu, Miss Universe 2021: “Si crees en ti misma, nada puede detenerte. Los sueños se cumplen cuando los abrazas con valentía.”
Al mirar hacia atrás, Miss Universe nos recuerda que la belleza nunca fue suficiente por sí sola; se necesita de una voz, una historia y un propósito que la impulse. Hoy la corona simboliza más que un triunfo personal o un triunfo para un país, significa un paso más para una generación que entiende que los sueños no tienen fronteras y que cada obstáculo es solo un checkpoint antes de llegar a la cima.
Cada vez que una reina se alza con orgullo, nos demuestra que la verdadera victoria está en inspirar, abrir caminos y recordar que la mujer real es capaz de transformar al mundo. Desde Armi Kuusela hasta Victoria Kjær, todas ellas han demostrado que la plataforma del Miss Universe va más allá del lujo o belleza: es el escenario ideal para cambiar al mundo a través de un mensaje de empoderamiento e inspiración.