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Qué es el sindrome del quemado y cómo identificarlo

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El Síndrome del Quemado puede acabar con tu entusiasmo, sueños profesionales y peor aún, con tus relaciones personales. Te decimos cómo identificarlo y combatirlo.

05/sep 2016

Llegas tarde a casa después de una larga jornada, estás de mal humor, con dolor en el cuello, ansiedad, te cuesta mucho conciliar el sueño y cuando suena la alarma a la mañana siguiente la idea de ir al trabajo es una pesadilla. ¿Nivel de motivación? Cero

¿Nivel de energía? Cero ¿Vida social? Cero ¿Nivel de estrés? Máximo. Si te identificas con este perfil eres uno de cada tres profesionales que padece la epidemia actual: Síndrome del Quemado o Burnout. Esta enfermedad se caracteriza, según la Organización Mundial de la Salud, por una sensación de "estar
quemado", desmotivado o simplemente desgastado profesionalmente lo que provoca un deterioro en la salud física y mental. Respuesta al estrés crónico, este síndrome es una amenaza latente que no solo te puede hacer perder el compromiso y motivación hacia el trabajo sino también dañar tus relaciones personales y llevarte a la sala de emergencias. Si ya sabes que en mayor o menor grado padeces de eso, ¿cuál debería ser el siguiente paso? Cambiar de trabajo no es precisamente la mejor estrategia, a menos que tu frustración haya llegado al límite.

Aquí algunos consejos para enfrentar esta condición:

1. Asegúrate de hacer lo que te gusta. Evalúa honestamente tu condición laboral. Si has perdido la emoción, el entusiasmo y las ganas de innovar, evitas a tus compañeros y sientes el trabajo como el peor de los castigos quizás sea el momento de dar un paso hacia adelante y cambiar de escenario. Busca lo que te apasiona.

2. Pase lo que pase, tú eres primero. Sacar tiempo para uno mismo todos los días debe ser una prioridad. Ir al gimnasio, hacer bicicleta, escuchar música, ver una película, leer, bailar, llenar crucigramas… debes hacer algo que te desconecte de tu ambiente laboral sin excusa.

3. Busca apoyo. Habla con alguien sobre cómo te sientes, saca a flote tus sentimientos, desahógate, expresarnos y escuchar la opinión de un profesional o de alguien en quien confiamos podría hacernos ver las cosas desde otra perspectiva.

4. Escucha tu cuerpo. Los súper héroes solo existen en los comics, nuestro cuerpo no está diseñado para trabajar jornadas extremas. El cuello rígido o dolor de espalda es alerta que necesitas hacer una pausa. Levántate a tomar agua, respira de forma pausada o sal a caminar unos cinco minutos.

5. Habla con tu jefe. Explícale tu situación, negocia mayor flexibilidad de horario, -siempre y cuando tu puesto te lo permita- toma vacaciones y pon límites entre el trabajo y la vida personal. Nunca lleves trabajo a casa. Tu cuerpo y tu mente te lo agradecerán.

Foto: Revista Estilo

¿En qué nivel te encuentras?

Leve. Te resulta difícil levantarte por las mañanas, te sientes cansado siempre, dolor de espalda, cabeza o lumbalgia.

Moderado. Insomnio, dificultad para concentrarse, tendencia a la auto-medicación, baja estima, irritabilidad, fatiga, frustración, negativismo y
sentimientos de culpa.

Grave. Ausentismo, sentimientos de aversión hacia el trabajo, mayor consumo de alcohol.

Extremo. Aislamiento, depresión crónica, dolor de espalda y migrañas severas.

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