En las primeras filas se encontraban sus orgullosos progenitores, Adan Calderón y Jacqueline Espino, y Victor Villavicencio y Laura Maradiaga; y sus apadrinados Adán Emilio Calderón, Alexandra Atuán, Kathya Gómez y Emilio Baires, quienes escucharon atentos del sacerdote Mauricio Pérez las lecturas para ese hermoso día, seleccionadas del libro de Génesis y de Juan Capítulo II, Bodas de Caná.
Finalizado el acto religioso, Fernando Calderón y María Laura, ya como marido y mujer, se trasladaron junto a sus invitados al Hotel Gualiqueme, Salón Florida, el cual lucía en todo su esplendor muy al estilo vintage decorado con hojas de eucalipto, tropicales, rosas y flores blancas y unos delicados mesones pertenecientes al abuelo del novio, Don Guillermo Espino, que era donde estaban los postres.
Un brindis marcado por el amor y el orgullo de los padres de los novios se robó los aplausos de todos, dando paso al comienzo de la fiesta donde la diversión fue la consigna.
Los ritmos llevaron a la pista antes de la medianoche, y se llenó de color con un alegre carnaval lleno de pulseras, collares y sombreros llamativos que se repartieron entre los invitados. Y así, la historia de amor de Fernando Calderón y María Laura Contreras fue celebrada con sus familiares y amigos más queridos en una noche que marcó el comienzo de un nuevo capítulo en sus vidas.
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