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Una ceremonia de gran alegría, de muchas sonrisas, pero también de alguna que otra lágrima de emoción se vivió en el templo San Francisco de Asís, que esa noche lucía en todo su esplendor, con el brillo de pedestales de espejo con chandeliers de cristal. En el atrio se encontraba Fernando Torres, quien esperaba ansiosa a su prometida.
Blanca, radiante, y con cierto aire de princesa, Azaria Martínez llegó al templo del brazo de Alfredo Reyes, con quien desfiló hacia el altar, mientras los acordes de la marcha nupcial se escuchaban en todo el recinto.
La liturgia estuvo a cargo del sacerdote Javier Martínez ante la mirada atenta de los padres de los novios, Martha Zúniga, y Alfredo Reyes y Antonia Martínez, así como sus más cercanos familiares y amigos.
La ceremonia culminó con miradas y gestos cariñosos entre los novios, dando paso minutos después a la memorable recepción en los salones del hotel El Clarion. La elegancia se respiraba a penas cruzar el umbral, donde los invitados dejaron su huella en el libro de firmas. Fue Alejandro Pineda el event planner quien convirtió el lugar en un sitio de máxima elegancia, con mesas vestidas con mantelería azul royal y sobre ellas imponentes candelabros de cristal y las flores favoritas de la novia, hortensias y rosas.
Diferentes ritmos imperaron a lo largo de la fiesta nupcial en la que los invitados disfrutaron los cocteles y shots de los bares y el ambiente lounge, decorado con cojines blancos, y donde se proyectaba los nombres de los novios. La música no paró de sonar esa noche, en la que luego de bailar, cantar y disfrutar al máximo cada minuto.
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