Con una vocación inquebrantable y un corazón lleno de generosidad, Nubia Mendoza de Zúniga ha dedicado su vida a una causa que trasciende más allá del deber: brindar esperanza y apoyo a los niños con cáncer en Honduras. Como presidenta de la Fundación Hondureña para el Niño con Cáncer, ha trabajado incansablemente para mejorar la calidad de vida de miles de pequeños guerreros y sus familias, enfrentando desafíos con fortaleza y amor incondicional. Su compromiso ha sido el motor detrás de innumerables iniciativas que han transformado el panorama de la lucha contra el cáncer infantil en el país.
¿Quién es la mujer que más le ha inspirado y por qué?
Mi madre, Delia Gallardo de Mendoza, es mi mayor inspiración por su forma de ser, su carácter, amor, fortaleza y propósito de vida. Me enseñó a apreciar las cosas simples, a valorar las relaciones, a nunca rendirme para alcanzar mis metas y a vivir una vida auténtica.

¿Cómo se describiría a usted misma en tres palabras?
Incansable, generosa y constante.
¿Cuál ha sido la mayor lección aprendida en su camino profesional como mujer?
He aprendido que no es necesario ser perfecta para avanzar y realizar cambios en tu vida. Solo se necesita tomar riesgos y aceptar los errores como parte del aprendizaje.
¿La felicidad es...?
Es un camino que se vive día a día y se construye poco a poco, viviendo en armonía y aceptando las imperfecciones de la vida, teniendo a Dios y a la Virgen María en nuestro corazón.
¿Cómo se ve en su futuro?
Mi deseo es vivir una vida larga, saludable, con paz interior y energía, siempre apoyando a los niños con cáncer en Honduras y con la bendición de estar rodeada de mis seres queridos, especialmente mis nietos.

¿Qué es lo que más ama de ser mujer?
Amo la capacidad que tenemos las mujeres de ver siempre el lado positivo de las cosas y de reírnos de las dificultades, manteniendo la calma y disfrutando de la vida mientras compartimos nuestro amor con los demás.
¿Cómo defines la fuerza de las mujeres hondureñas desde tu perspectiva y experiencia?
La fuerza de la mujer hondureña nace en su capacidad de luchar por un futuro mejor para ella y su familia, enfrentando retos económicos, sociales y culturales. Son un verdadero ejemplo de perseverancia, creatividad y esperanza.