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En el vuelo que lo llevó a México, el Papa Francisco recibió un gesto de afecto sin precedentes: el periodista mexicano Noel Díaz, de Tijuana, le lustró los zapatos luego de narrarle una conmovedora historia de su dura niñez y le regaló utensilios para limpiarlos.
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Noel contó al Papa que cuando solo tenía 8 años de edad y estaba por recibir la Primera Comunión, escuchó que su mamá -quien era soltera- no podía comprarle un traje para la ceremonia. Fue así que decidió trabajar en las calles como limpiabotas. Un gesto representativo de su oficio de niño y de los miles de inmigrantes que luchan a diario por el pan de cada día para sus familias.
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Uno de los momentos más emotivos de la visita del Papa Francisco fue su visita al hospital pediátrico Federico Gómez. Alli sucedieron varios acontecimientos: el Papa Francisco depositó un ramo de flores ante la estatua de San Francisco de Asís, de quien tomó el nombre cuando fue elegido como sucesor de San Pedro.
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Para su sorpresa la niña Alexia Garduño le cantó el Ave María. La chica de 16 años padece osteosarcoma y será operada el próximo 25 de febrero. El Pontífice escuchó con mucha atención el canto de Alexia que lo conmovió a él, a la Primera Dama y a todos los presentes. Al concluir, Francisco le dio un beso y le dedicó unas cariñosas palabras.
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En el mismo hospital Federico Gómez destacó la voz de un niño, quien, antes de que el Papa comenzara a dar un mensaje a los presentes, lanzó a Francisco tremendo grito de cariño.
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Con la ayuda de varios, una persona en silla de ruedas alcanzó al papa Francisco en el Zócalo. Una de dos pausas que hizo el pontífice fue para bendecirlo y darle un beso.
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Durante un encuentro litúrgico con jóvenes en Morelia, Michoacán, Francisco subió al templete a dos niñas con síndrome de Down, a quienes abrazó y besó.
En su gira por Morelia, el papa tuvo un momento incómodo cuando fue jaloneado por uno de los asistentes a su encuentro con jóvenes. Molesto por el incidente, Francisco espetó a un "¡No seas egoísta!" a la persona que provocó que perdiera el equilibrio.
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Rompió el protocolo al detenerse en plena calle al ver a las monjitas de La Visitación, religiosas de clausura. El Papa hizo parar el papamóvil para acercarse al grupo de religiosas que se encontraban al borde de la carretera afuera de la Universidad Simón Bolivar, las saluda, las bendice y la gente enloquece de emoción
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