Club GAIA se transformó en una selva nocturna para celebrar la primera edición de Dísco Tropika, una fiesta cargada de música, estética y energía colectiva. El evento marcó el cierre del programa DJ-201, el segundo nivel del curso impartido por Akademia x Club House, donde los alumnos culminan su formación no solo tocando, sino creando una experiencia real frente al público. Y eso fue exactamente lo que se vivió: una noche de fiesta con intención.

Una atmósfera que se baila
fiesta genérica. La pista se iluminó con luces en tonos verdes, rojos y azules; el DJ booth se envolvió en una estética tropical elevada, intervenido por el talentoso Alejandro Pineda, floral designer especializado en bodas y eventos, quien creó una instalación visual que convertía el espacio en un ecosistema sensorial. Más que decoración, era escenografía viva para una experiencia inmersiva.

El line-up: vibras distintas, una sola pista
La noche inició con el set de Sstarcookie, quien aportó un sonido versátil, elegante y con mucho groove. Su selección marcó el inicio perfecto, preparando el terreno para lo que venía.
El segundo turno fue para José Vargas, quien subió a la cabina con una propuesta donde el sonido se mezcla con lo visual, la presencia y el estilo. Más que tocar, José construyó un momento. Su set fue un reflejo de su identidad: curaduría estética, narrativa y sensibilidad sonora. No se trata de ser DJ, sino de usar la música como una extensión creativa de quién es. El cierre lo marcó Edoardo, también estudiante del curso, y cómplice sonoro en este cierre. Juntos encendieron la pista con una mezcla de tech house, latin tech y afro house, leyendo el ambiente y llevando la energía al punto más alto de la noche. Fue el clímax perfecto para sellar la graduación con fiesta real.

Dísco Tropika se vivió como lo que es: una celebración de comunidad. Fue el punto de encuentro entre estudiantes, creadores, amigos y amantes del sonido, donde la pista se convirtió en territorio compartido. Si esta fue solo la primera edición, el futuro de Dísco Tropika —y de esta nueva generación de DJs— viene brillante, tribal y con identidad propia.