El proceso no fue nada fácil debido a que presentaba un desafío computacional sin precedentes la cantidad de datos recopilados era tan enorme que tenía que enviarse físicamente a una ubicación central, el observatorio Haystack MIT, en forma de media tonelada de discos duros.
Sin embargo, Bouman ideó un nuevo algoritmo para unir los datos recopilados a través de la red EHT y pasó a liderar una serie de pruebas elaboradas destinadas a garantizar que la imagen del agujero no fuera el resultado de algún tipo de fallo técnico o casualidad.
En el 2016 Katie explicó su trabajo de una forma emocionante: haciendo matemáticas con naranjas, equiparando al planeta Tierra a una bola de disco y citando a Mick Jagger, lo que hizo de Bauman un fenómeno aún más fascinante.
Tres años después, Katie cumplió lo que en aquel entonces era un sueño en proceso llegando a convertirse en la pieza clave para el histórico día en el que se obtuvo la primera imagen de un agujero negro y el regreso del empoderamiento femenino en el mundo científico que ha sido dominado por hombres.