1. Ingieres demasiadas calorías líquidas...
Las calorías que entran a tu cuerpo en forma líquida generalmente son ineficientes, no aportan nutrientes y no te harán sentir satisfecho, al contrario, pueden provocar mayor sensación de hambre. Así que elimina los jugos de fruta, gaseosas y bebidas deportivas y opta por tomar agua, té o café sin azúcar. En cuanto al alcohol, limita su consumo a ocasiones especiales y prefiere vino, cerveza light o cocteles mezclados con agua o soda.
2. No tomas suficiente agua!
Beber la cantidad adecuada de agua promueve la salud y el bienestar. Desde la piel, huesos y articulaciones, hasta el sistema digestivo, la memoria y la función cerebral, todo el cuerpo se beneficia al tomar agua. Una adecuada hidratación también ayuda en la tarea de bajar de peso. Según estudios, la fatiga es uno de los primeros signos de deshidratación, pero mucha gente lo malinterpreta y lo confunde con sensación de hambre por lo que come de más. Para evitarlo debes ingerir al menos 8 vasos de agua al día. Para mejores resultados, la American Chemical Society recomienda tomar dos vasos de 8 onzas de agua antes de cada comida, que promueve una mejor digestión y evitarán que comas en exceso.
3. No consumes suficiente proteína!
Los expertos recomiendan incluir una fuente de proteína con cada comida. Recuerda que el cuerpo utiliza el doble de energía para procesar proteínas que la que usa para los carbohidratos, por lo que que-marás más grasa. Otra ventaja: las proteínas de alta calidad brindan la sensación de estar llenos por más tiempo por lo que controlarás mejor tu apetito. Las mejores fuentes son las carnes bajas en grasa como pollo sin piel, lomo de cerdo, cortes magros de carne de res, pechuga de pavo, mariscos, huevos, mantequilla de maní, nueces y yogurt.