La primera vez que alguien registró una asociación entre la música y el deporte fue en 1911 cuando el investigador estadounidense Leonard Ayres observó que los ciclistas fueron capaces de pedalear más rápido si una banda en vivo estaba tocando música. El interés en el tema continuó durante los años, y hoy en día un estudio muestra que la música puede aumentar su resistencia corriendo en un 15% y beneficia a los corredores.
A pesar de que escuchar música es fundamental durante una sesión de ejercicios, para evitar posibles accidentes procura que el volumen no sea demasiado alto mientras se está ejecutando ejercicios o corriendo especialmente si estás fuera de un gimnasio o un lugar especializado.
Asimismo tienes que elegir las canciones correctas aquellas que te motivan, si una canción te hace querer bailar (como lo hace solo en su habitación) o menear la cabeza, lo más probable es que sea una buena opción para su lista de reproducción.
Elige la música con emoción: Si te sientes relacionada con la letra en una canción o si se mueve algo dentro de ti que de repente te hace querer empujarte a ti mismo (o incluso golpear algo - bueno, eso sucede) asegúrate de incluirlo. Estas pistas son excelentes para trabajar a través de cualquier estrés de una manera positiva y te dará la motivación que necesitas para ejecutar.
Préstale atención a la BPM (pulsaciones por minuto). Para un rendimiento óptimo se aconseja elegir las canciones que tienen un BPM entre 120-140, pero todo el mundo es diferente y no está motivado por la misma música, por lo que personalmente lo mejor es escuchar lo que enciende su fuego interior, no importa lo que el BPM de la canción es.
Si deseas ejecutar bajo el ritmo de alguna música con inspiración, visita Spotify donde encontrarás una mezcla de canciones electrónicas que son las ideales para los entrenamientos.