Remedio ancestral
La cúrcuma es originaria del Sureste Asiático, donde su uso culinario tiene al menos 25 siglos. Sus efectos beneficiosos para la salud y para preservar los alimentos, junto a su color amarillo brillante que la vincula con el sol, son muy reconocidos.
Posee muchas propiedades gracias a sus componentes como aceite esencial con zingibereno, polisacáridos y sales minerales como hierro y potasio.

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Esta maravillosa planta se utiliza por sus cualidades anti inflamatorias, es un poderoso antioxidante, favorece la digestión (ayuda ante los gases o la hinchazón), estimula la secreción de la bilis y también promueve el buen funcionamiento del hígado. Asímismo combate la artritis y el Síndrome de Colon Irritable o cualquier proceso inflamatorio.
Por si fuera poco existen investigaciones de laboratorio y realizadas en animales que sugieren que puede prevenir el cáncer, disminuir su diseminación, hacer que la quimioterapia resulte más eficaz y proteger las células sanas del daño provocado por la radioterapia. Se está estudiando su uso para muchos tipos de cáncer.
Asímismo es beneficiosa para el sistema cardiovascular, aportando frente a enfermedades neurodegenerativa como el Alzheimer y ayuda a los trastornos digestivos, sobretodo los hepáticos.

Un toque de sabor
La cúrcuma también es muy apreciada en la cocina, dejando un sabor único, ligeramente dulce, con toques de madera, sobre un fondo picante muy leve y sutilmente amargo. Se incluye en muchas mezclas de curry, a las que aporta su característico color amarillo.
Es utilizada con frecuencia en chutneys, mostazas suaves, salsas y encurtidos y se usa popularmente como colorante.
Para aprovechar todos los beneficios en la cocina te compartimos unos cuantos tips:
Cómprala en pequeñas cantidades y guárdala tapada y en un lugar seco. Si la mueles o rallas, hazlo justo antes de agregarla a la comida. También se puede utilizar para marinar tu comida al gusto.
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