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Boda de Victoria de Suecia

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Como si se tratara de un cuento de hadas, la princesa Victoria de Suecia contrajo nupcias con el Daniel Westling, en una memorable ceremonia en la Catedral de San Nicolás.

28/ago 2010

Un día de nervios, romanticismo y lágrimas de felicidad se vivió en el Palacio Real de Estocolmo. El motivo: el enlace entre la princesa Victoria de Suecia y su novio, el empresario de gimnasios Daniel Westling, que se llevo a cabo en la Catedral de San Nicolás. La inmensa alfombra azul fue extendida desde varios metros antes de la entrada a la iglesia. La cita estaba prevista para la 3:30 de la tarde, sin embargo, los asistentes comenzaron a hacer su aparición con una hora de antelación. Todo el jet set internacional estuvo presente, entre ellos, numerosos miembros de las principales casas reales del mundo.

Tal y como estaba previsto, Daniel llegó a las 3:25 a la iglesia acompañado del príncipe Carlos Felipe, hermano de la novia. La princesa no le hizo esperar y llegó puntual a las 3:30, vestida de blanco, lucía radiante con una creación del diseñador sueco Par Engsheden. Un vestido con seda duquesa satinada en color crema, con manga corta y cuello hacia el exterior, que dejaba al descubierto los hombros y destacaba su cintura con un fajín abotonado en la parte posterior.

El escote de la espalda en forma de V, también con botones forrados y la cola del vestido con una longitud de cinco metros combinadas con la tiara de siete camafeos y el velo que llevó su madre, la reina Silvia, en su boda en 1976, la hacían lucir espectacular, como digna heredera del trono. Mientras tanto, Daniel aguardaba por su llegada a la mitad de la iglesia.

La princesa Victoria entró en la catedral del brazo de su padre, el rey Carlos Gustavo, como siempre lo soñó y rompiendo así la tradición sueca que no concebía que la princesa se dirigiera al altar del brazo del rey, en lugar de su futuro esposo. El rito del intercambio de los votos y los anillos estuvo a la altura de las más románticas expectativas.

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