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Los hábitos que te hacen daño

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Criticas y te quejas por todo, gastas tus esfuerzos en cosas innecesarias... Una experta nos dice cómo detectar las costumbres nocivas y adoptar nuevos hábitos

08/nov 2016

Hace muy poco leí con mucho interés la nota de una joven señora, que cuidaba con todo esmero a su mascota. Muy poco usual, debo comentarlo. Se trataba en este caso de una boa. Muy contenta ella relataba haberla elegido porque se sentía protegida por su compañía, hasta tal punto que la tenía por su compañera de sueños. Así la singular compañera rodeaba sus noches.

De repente ella comienza a notar, como el animal está diferente, uno, dos, tres días y más, hasta que decide visitar al veterinario y afligida le cuenta como su dulce compañera, que se ocupa de estar a su alrededor por las noches, parece estar enferma. El doctor la examina y ante los animados ojos de su cliente, como si adivinará lo que ocurre, pregunta:

-Dice que duerme con usted… ¿la rodea cuando duerme?
-¡sí!
-¿Ha dejado de comer me dice?
-¡Si, lleva una semana sin probar bocado!
-Señora, dice el experto, -su boa no está enferma… ¡se prepara para comérsela! Al rodearla la ha estado midiendo, y ahora no ha perdido el apetito ¡está dejando el lugar necesario en su estómago, para ingerirla!
Francamente no me imagino la sorpresa que se llevó la dueña de la "amorosa mascota". ¡No sé cómo terminó la historia! Pero si te fijas bien, es igual a tantas veces en la vida que alimentamos, damos tiempo de preparación y detalles a lo que habrá de literalmente, devorarnos después.

Por ejemplo, los malos hábitos. Requieren dedicación. No sé forman de un día para el otro, ponemos de nuestra parte. Día a día permitimos espacio en nuestra rutina a acciones pequeñas o grandes, que pueden convertirse después en nuestros amos, de quienes es complicado liberarnos, como si nos tragaran.
Por ejemplo, un simple acostarse tarde, por placer durante las vacaciones, se convierte en rigor, de forma que no podes apagarlo como un interruptor el día antes del inicio de clases.

Así, amaneces desgastado, y el reloj despertador sonará implacable avisándote que es tiempo de prepararte para comenzar tu jornada estudiantil o de trabajo y apenas unas horas de sueño te estarán sustentando.
La lentitud, la tardanza con la que podes levantarte te quita el tiempo de un buen desayuno, de una ágil puesta de tu ropa, un buen peinado, un feliz y animado intercambio de saludos con la gente de casa. A lo mejor solo escucharás, ¡apúrate que es tarde!

A la tercera hora estarás con un sueño irresistible en clases, ¿cómo poner atención así? Seguro tu opinión será ¡qué aburrida la clase! Al llegar a casa estarás rendido y tu cuerpo te pedirá una siesta, vas a dormir, para despertar cuando la tarde está pasando a ser noche y en ese momento comenzar a hacer las tareas asignadas.

Estarás terminando entrada la noche. De nuevo dormirás solo unas cuantas horas y el cuento volverá a empezar. ¿Ves cómo te rodea la boa, cómo la estás alimentando?

Un excelente neurólogo me comentaba hace poco como la falta de sueño presiona tu sistema nervioso. ¡Vale la pena trabajar en ello!
También está el mal hábito de estudiar un día antes de los exámenes. Poco a poco la profundidad de los estudios va requiriendo más que memorización de un día antes para obtener de ello más que buenas notas.

En 20 años trabajando con jóvenes, he podido ver personas muy inteligentes desperdiciándose utilizando chepes, notitas o como le quieras llamar a copiarse en el examen, o desperdiciarse sacando una buena nota pero de contenido que solo recordara por poco tiempo, porque estudiaron de un día para otro, y eso es solo memoria a corto plazo.

Al llegar a la universidad son devorados por la boa, en la angustia de no saber los conocimientos básicos donde cimentar sus conocimientos superiores. Otros se las ingenian para seguir surfeando. Indudablemente llega un final para la "estrategia".

Costumbres como criticar, condenar y quejarse de todo, son realmente nocivas. Todo alrededor se tiñe de colores dignos de nuestro desdén. Francamente me parece que esto nos come rápidamente.
Todos los malos hábitos, chatear mientras estudias, posturas descuidadas al sentarse, relaciones humanas toscas, mala alimentación, etcétera, son acciones a las que nosotros vamos dedicándoles tiempo, hasta convertir en hábitos, es decir hacerlas automáticamente.

¿Cómo descubrir si algo se prepara para devorarte?
· Observa, pon atención a tus acciones, esos pequeños detalles a las que dedicas tiempo, y que se devuelven como una bola de nieve sobre tus resultados. Pregúntale a quienes te rodean y son de tu confianza qué ha observado a su vez.
· Si descubrís hábitos de los que te debes deshacer, empieza ya, haciendo lo correcto sustituyendo así el mal hábito por el buen hábito. Por ejemplo, dormir temprano, estudiar a diario, tomar descansos mientras lo haces, poner pequeños recordatorios que no te permitan olvidar que estas en campaña de instalar el buen hábito, hasta que se logre.

· Compartí, para quienes leen este artículo, ¿Qué has hecho para librarte de los malos hábitos? Así entre todos agrandamos la caja de herramientas.

¡Me encanta saludarte!

Mercy Santamaría
Trainer certificada de Dale Carnegie
Tel (504) 2220-6450
mercy@emiliosantamaria.com
web site: http://hn.dalecarnegie.com/

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