Todo comenzó por una maldición de sus creadores Jerry Siegel y Joe Shuster a quienes les pagaron una miseria por los derechos de Superman y fue así que la mala racha dió inicio con los protagonistas y el elenco.
Fue en la década de los 30 donde Siegel y Shuster crearon al mayor superhéroe que era poderoso e indestructible.
Los dibujantes habían vendido ingenuamente por 130 dólares los derechos de su creación a la editorial DC Comics, que se aprovechó de la desmejorada situación económica de los dos amigos.
El 1 de marzo de 1938 una carta enviada por un ejecutivo a Siegel y Shuster contenía varios cheques por diferentes trabajos y, entre ellos, uno de 130 dólares por un tal Superman. Sin sospecharlo, el dibujante Shuster y el escritor Siegel habían vendido al superhéroe más importante de la historia y la DC Comics había iniciado una de las leyendas más negras e infaustas en la historia del cine.
El primer número de Action Comics lucía en su portada a un héroe desconocido para la audiencia, Superman. En pocos meses las ventas superaron los 50 mil ejemplares, lo que obligó a que el superhéroe de Kriptón tuviera su propia revista tan sólo en un año después, con ventas superiores al millón de ejemplares.
Y el éxito vino con las millonarias cuentas bancarias para los editores de DC Comics, pero sus dos creadores no vieron un sólo peso y ello les llevó a entablar una acalorada lucha legal que se prolongaría durante décadas, pero que tendría como primer efecto su despido inmediato de la empresa. En ese momento se asegura que Siegel y Shuster maldijeron a todo aquel que usara de alguna manera (dibujada o real) el traje de Superman.
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