En el palacio de Buckingham todos se preparan para una nueva boda real que rompe absoluta-mente todos los esquemas y que nos lleva a querer saber un poco más de la historia de la TV it girl que robó el corazón del soltero más codiciado de Inglaterra: Meghan Markle, una moderna chica californiana que ya comienza a suavizar los corazones de la estoica realeza inglesa, una sonrisa a la vez.
Es difícil creer que una pequeña niña pecosa de Los ángeles, hija de una pareja biracial, de sueños grandes y de extrema conciencia social, imaginaría su futuro dentro de una de las familias más antiguas y conocidas de la historia inglesa. Su padre, Thomas Markle, un exitoso director de iluminación de Hollywood conocería a su madre, Doria Ragland, mientras ella era una temporal en el estudio de grabación en el que ambos laboraban. Juntos formarían un modesto y trabajador hogar en The Valley, donde Meghan se convertiría en el foco de su amor incondicional y protección.
Y es que los tiempos no pintaban a ser tan bondadosos como uno se imaginaría. Apenas comenzaba la década de los 90 y la brutalidad policial era el asunto del que todos hablaban y al que más temían. Con casos como el del joven afroamericano Rodney King y la erupción de violentos disturbios que desató posteriormente, la crianza de Meghan se vería marcada por un predominante tema del cual ella no podría escapar: el racismo.
"Ahí nos encontrábamos, en un vecindario verde, cómodo pero no diverso. Y ahí se encontraba mi madre, una mujer afroamericana de complexión caramelo con su hija de tez clara, enfrentándose a diario a preguntas como ‘¿dónde está la mamá de la bebé?’, al ver su color de piel y asumir que ella era mi niñera", ha confesado la propia Meghan, sin mayor resentimiento.
Así, otros escenarios difíciles marcarían su vida a lo largo de los años, en los que cada experiencia negativa le serviría para tomar fuerza y aceptarse a sí misma como una mujer mestiza, abriéndose su propio camino en un mundo de estereotipos y etiquetas étnicas.
"Mis padres construyeron el mundo alrededor mío para hacerme sentir como si yo no era diferente, sino especial", dijo en una entrevista muy personal en la que recordó que en una ocasión, un censo obligatorio dentro de su escuela la llevaría a completar un simple cuestionario sobre su etnicidad, donde, "blanca/caucásica, afroamericana, hispana o asiática", eran las únicas opciones.
Una agobiada Meghan dejaría en blanco la res-puesta, confesando luego el incidente a su papá, quien le dijo con firmeza, "si eso vuelve a suceder, haz tu propia opción".El tiempo, las experiencias y sobre todo el apoyo incondicional de sus padres, quienes posteriormente se divorciaron pero juntos conformaron una familia diferente y hermosa, forjaron su camino.
Graduada de Northwestern University con honores en Teatro y Relaciones Internacionales, su salto a la fama sería como el de muchos, lleno de pruebas, errores y con muchas audiciones. Desde pequeños trabajos para mantenerse, como maestra de caligrafía hasta anfitrio-na de restaurante, el camino no sería fácil, pero su perseverancia prevalecería.
Tras pequeños roles en televisión y algunas apariciones en películas como Horrible Bosses y A Lot Like Love, la suerte vendría a llamar a su puerta luego de una audición para una serie nueva de abogados de USA Network. Interpretando el rol de la joven asistente parajudicial, Rachel Zane, Markle encontraría su voz actoral como una fuerte mujer mestiza con mucha actitud y amplia dulzura, muy similar a su realidad, si podemos decirlo.
Suits se convertiría en su oportunidad de ser conocida a nivel internacional, logrando llegar a más de 100 episodios y convirtiendo su nombre en un household name de la pantalla chica. La misma suerte no iría de la mano en su vida amorosa. Tras una larga relación de seis años, contrajo matrimonio en 2011 con su entonces novio Trevor Engelson, divorciándose tan solo dos años después. Y es que a veces no puedes huir de tu destino, que pronto la llevaría a conocer a su verdadero príncipe, literalmente.
Durante el verano del 2016, Markle de viaje por Londres, lejos de las luces y flashes de Hollywood, conocería a través de una amiga en común a Henry Charles Albert David, al que todos identificamos como el príncipe Harry. Difícil de creer, el impredecible dúo sin saber mucho de cada uno, comenzó su relación gracias a una cita a ciegas. "Nos conocimos a través de una amiga de ambos", confirmó Harry durante una entrevista junto a Meghan, quien agregó, " fue algo planeado, fue una cita a ciegas.
Yo no sabía mucho de él, así que le pregunté a mi amiga, ‘¿Es agradable?’ si no lo era, realmente no parecía como que tenía mucho sentido continuar con todo eso". Con una química instantánea y tan cliché como la frase, "amor a primera vista", ambos disfrutarían tanto ese primer encuentro que su segunda cita no demoraría más de 24 horas. El deseo de ambos por llegar a conocerse bien y su prioridad de mantener esa genuina atracción lejos de los tabloides británicos y las noticias americanas, los llevaría a embarcarse en un viaje de cinco días a Botsuana.
El lugar, un país especial y cercano al corazón de Harry, sería el trasfondo de su especial romance. "Logré convencerla de venir y acompañarme a Botsuana y acampamos bajo las estrellas. Disfrutamos juntos de cinco días maravillosos", describiría Harry.Como una odisea por continuar madurando su relación, a la vez manteniéndola lo más posible fuera del ojo público, su romance consistiría en esporádicos viajes entre Londres y Toronto, lugar de grabación de Suits.
Finalmente, en noviembre de 2016, ante el constante acecho de los fotógrafos por obtener la primicia, la pareja confirmaría su relación, con Harry rogando por su privacidad y la de su ahora novia, quien se enfrentaría a hostigamientos por parte de los medios. Juntos, sus primeras apariciones públicas fueron muy pocas, una boda de unos amigos cercanos en Jamaica y la inauguración de los Juegos Invictus organizados por Harry. Para la sorpresa de muchos, el siguiente paso para formalizar su relación, no se haría esperar.
Luego de un año y medio de relación, el esperado anuncio oficial del compromiso vendría directamente de Clarence House a finales de 2017. Casi instantáneamente la pareja mostró su amor frente a los ojos del público posando en los jardines del palacio de Kensington, donde el mundo dio el primer vistazo del espectacular anillo de compromiso.
Se trata de un diseño del mismo Harry, una sortija de tres diamantes que trae consigo un especial simbolismo: su diamante central proviene de Botsuana, el lugar que vió florecer su amor, y los dos diamantes laterales eran parte de la colección de Lady Diana, "porque quiero asegurarme que ella está con nosotros en esta loca travesía que haremos juntos", admitió Harry, durante una entrevista que ofreció junto a Meghan la BBC.
En la misma entrevista confesaron que el príncipe le propuso matrimonio durante una íntima velada en casa, "tratando de rostizar un pollo", como ambos recuerdan con humor. El príncipe se arrodilló para pedirle que se casara con él y "fue muy dulce, muy natural y tan romántico," contó la novia. Pero, a pesar de ello, la actriz ni siquiera dejó que él terminara al exclamarle: "¿puedo decir ya que sí?".
Corazón humanitario
Todos se preguntan qué tiene esta mujer de especial para que el soltero más codiciado de la realeza se haya rendido a sus pies y la reina Isabel haya dado su visto bueno a pesar de que la novia sea mestiza, americana y de paso divorciada, regla que antes rompieron Camilla Parker y la estadounidense, Wallis Simpson, esposa de Eduardo VII.
La respuesta podría estar en lo que hay más allá de la chica de California. Casi como centro de sus valores y creencias, el amor por las causas sociales siempre ha tenido un papel primordial en la vida de Meghan. Desde pequeña, su madre buscó inculcar este sentido de humanidad en su hija, creando esa conciencia que hoy la caracteriza. Sería un curioso y afortunado juego del destino que su futuro esposo fuera una de las figuras más importantes de la beneficencia internacional, como lo es el príncipe Harry, quien a través de su trabajo con veteranos de guerra con traumas físicos y psicológicos, sigue con orgullo el legado infundido por su madre, Lady Di, la princesa del pueblo.
Markle comparte varios de esos rasgos altruistas que un día resaltaron en Diana y que quizá probaron ser la contraparte perfecta para Harry al conocerla. Desde su involucramiento en World Vision como Embajadora Mundial, la actriz ha viajado en numerosas expediciones a lugares como Ruanda, evidenciando los efectos que la sanidad puede tener en comunidades locales.
Como defensora de los derechos de las mujeres, su papel no solo se ha limitado a observar, sino a actuar y ser agente de cambio. En 2015, desempeñándose como defensora de ONU Mujeres por la participación política y el liderazgo, Meghan se dirigió ante miles, incluyendo al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, en un discurso que haría resonar por el mundo la importancia del rol de la mujer y los temas de género.
"Recuerdo tener 11 años, estaba en la escuela y pasaron un anuncio de un jabón para lavar platos. Su eslogan decía, ‘Las mujeres de Estados Unidos luchan contra ollas y sartenes grasientas’. Dos chicos de mi clase exclamaron, ‘¡Sí! Ahí es donde pertenecen las mujeres, a la cocina’. Recuerdo sentirme sorprendida y enojada, pero a la vez tan herida, simplemente no estaba bien, algo debía hacerse". A su corta edad, no se quedaría de brazos cruzados.
Con el apoyo de sus padres, escribió cartas a la entonces primera dama, Hillary Clinton y a los mismos fabricantes del jabón de platos, Procter and Gamble. Para su sorpresa, sus pequeñas palabras tendrían un mayor efecto. No solo recibiría una motivadora respuesta de Clinton, Gloria Allred y Linda Ellerbee, apoyándola a continuar con ese tipo de es fuerzos, sino también por parte de los fabricantes.
"Fue alrededor de un mes después de que mandé mi carta, que los fabricantes del jabón cambiaron el eslogan de su anuncio a ‘Las personas de Estados Unidos luchan contra ollas y sartenes grasientas’. En ese momento que me di cuenta de la magnitud de mis acciones.
Con tan solo once años, había creado mi pequeño nivel de impacto al mantener mi postura ante la igualdad". Hoy, su pasión por esta y muchas causas cercanas a su corazón siguen manteniendo la misma importancia en su agenda, día a día.
"Mi vida va de los campos de refugio a la alfombra roja. Escojo ambos porque estos mundos, de hecho, pueden coexistir y deben hacerlo. Nunca he sido una mujer que asiste a almuerzos, siempre he querido ser una mujer que trabaja", afirma enfáticamente sobre sus compromisos humanitarios, los que seguramente seguirá cumpliendo una vez que asuma el papel más difícil de su vida: el de duquesa de Sussex. Cargo que asumirá este día...